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Sueñan las pulgas con comprarse un perro y sueñan los nadies con salir de pobres, que algún mágico día llueva de pronto la buena suerte, que llueva a cántaros la buena suerte; pero la buena suerte no llueve ayer, ni hoy, ni mañana, ni nunca, ni en lloviznita cae del cielo la buena suerte, por mucho que los nadies la llamen y aunque les pique la mano izquierda, o se levanten con el pie derecho, o empiecen el año cambiando de escoba.


Los nadies: los hijos de nadie, los dueños de nada.


Los nadies: los ningunos, los ninguneados, corriendo la liebre, muriendo la vida, jodidos, rejodidos:


Que no son, aunque sean.


Que no hablan idiomas, sino dialectos.


Que no profesan religiones, sino supersticiones.


Que no hacen arte, sino artesanía.


Que no practican cultura, sino folklore.


Que no son seres humanos, sino recursos humanos.


Que no tienen cara, sino brazos.


Que no tienen nombre, sino número.


Que no figuran en la historia universal, sino en la crónica roja de la prensa local.


Los nadies, que cuestan menos que la bala que los mata.



Eduardo Galeano






Los chicos macdolinos son graciosos

sus manos no se ensucian con bolitas

tal vez una canica de colores

los chicos macdolinos son mejores.

Se sientan derechitos a la mesa

conocen las variantes de hamburguesas

se limpian los labios prestamente

al llevarse un macpaco hacia sus dientes.


Los chicos macdolinos peloteros

de shoping van vestidos a los juegos.

Las niñas cartuneguas son muy buenas

no hablan al tener la boca llena.

Se callan cuando ladran sus mayores

los chicos celulares son mejores

se bancan las corbatas y bufandas

y solo hacen pichí cuando los mandan.

No juegan en el barro cuando llueve

pues sueñan con tirar bolas de nieve.

Son mansos y a los gatos se parecen

y quieren ser leones cuando crecen.

El sueño mas sublime de su infancia

es poder hacer caca en disneylandia,

los chicos efe emes cantan poco

no sudan y tampoco tienen moco.

Las niñas jalogüín tampoco sudan

ni piden dos vintenes para el judas

añoran calabazas importadas

no saben de tablados ni llamadas.

La escuelita de fútbol va primero

ignoran los picados y potreros.

Los chicos estresitos son muy regios

estudian doble horario en sus colegios.

Después cuando los chicos se hacen grandes

las manos no se ensucian por los guantes

tal vez alguna mancha en su dinero

los grandes macdolinos van primero.

Aparte de los tipos de hamburguesas

conocen las variantes de burguesas.

Los trajes y corbatas se los bancan

Se sientan derechitos en sus bancas.

Los grandes macdolinos nacionales

se compran en los shoping los locales

Se callan cuando hablan los doctores

los grandes celulares son mejores.

El sueño mas sublime y superior

es ser en la vejez embajador,

añoran camionetas importadas

las grandes jalogüín son agraciadas.

Los grandes estresados son muy serios,

acuden medio horario al ministerio.

Las grandes efe emes van a misa

y paran la pobreza haciendo rifas.

El tema no es buscarlos por desquite

sino encontrar alguno en su escondite,

…que hay unos que se pueden ver de lejos

y hay otros que te ven desde el espejo.


Escrito por Marciano Durán






17 de abril


Son fusilados ocho comunistas en el Seccional 20


“Y el 17, la tragedia... Fuerzas militares y policiales cercaron, sin motivo aparente, la seccional comunista del Paso Molino. El asedio de muchas horas tuvo un epílogo sangriento. Ocho de los ocupantes del local fueron acribillados sin piedad.
Me cuesta describirles la honda amargura que me embargó. Hablé en nombre de la CNT durante el acto de despedida a estos mártires. Miles de obreros marcharon en silencio, con los puños en alto. Teníamos la convicción de que se buscaba desencadenar un espiral sin fin de violencia. La frase que aún me queda grabada del discurso que pronuncié decía que estábamos unidos y firmes y el fascismo no pasará".
Convocamos a un paro general que extendimos de veinticuatro a cuarenta y ocho horas para tratar de evitar nuevas provocaciones. Hicimos hincapié en que los obreros permanecieran en sus casas. Había que impedir más muertes.
Pero la guerra continuaba.” (1)

“"La 20 era un baluarte, un lugar de militancia muy fuerte, de gente aguerrida" recuerda Noemí Apostoloff. "Estábamos en una zona de gran concentración obrera y nosotros nos pasábamos en las puertas de las fábricas, hablando con los obreros, pintando los muros, haciendo finanzas, repartiendo EIPopular. Es difícil trasmitir lo que era ese mundo porque hoy ya no hay nada en la zona. Sólo quedan los esqueletos de las fábricas.” (2)
.................................
“El Seccional 20 del Partido Comunista Uruguayo y esta zona del Paso Molino son el escenario de la matanza que ocurre en la madrugada del 17 de abril de 1972. Siete militantes son asesinados en el lugar y dos quedan heridos, uno de ellos muere once días más tarde. Un capitán del Ejército, que recibe un balazo en la cabeza, muere casi dos años después.
El Partido Comunista ha organizado un sistema de guardia permanente en todos los locales. El Seccional 20 ha sido objeto de atentados y los militantes han instalado en la azotea, sobre el pretil, una plancha de hierro para protegerse de posibles balaceras cuando vigilan por la noche.” (2)
..........................
“La guardia nocturna ese domingo corresponde a los comunistas, de la metalúrgica Nervión, donde en abril d 1972 trabajan más de 700 obreros.
José Abreu, Héctor Cervelli, José Machado y Enrique Rodríguez son comunistas y obreros de Nervión. Los cuatro se preparan para terminar el día en el Seccional 20. Llevan abrigo, van a pasar la noche en el local. El lunes, la jornada empezará temprano: a las seis de la mañana hay que estar en la fábrica.
José Abreu morirá esa noche. Héctor Cervelli, diez días más tarde. José Machado y Enrique Rodríguez sobrevivirán a la matanza.” (2)

Comienza la matanza
“La reconstrucción de la masacre no es fácil. Una o varias operaciones de ocultamiento han hundido en la oscuridad aspectos y detalles importantes de los hechos. Hay interrogantes nunca respondidas, versiones encontradas, confusión.
Sin embargo ningún vecino ha olvidado la hora en que comenzó la matanza: minutos antes de la una.
...................
Vecinos de la zona me dicen que una de las familias del Edificio de la junta vio paso a paso cómo ocurrió la matanza. Me parece imposible ubicar a alguien que vivió hace treinta años en una pensión y que se fue del barrio sin dejar rastro. Sin embargo un día el testigo aparece, es Omar Mesa. De todos los vecinos con los que hablé, él es el único que vio. Vio caer a José Machado primero y a los otros después: "Los militares golpearon y tiraron abajo la puerta del local. Gritaban '¡Salgan, corran, perros!'. Un hombre parado al costado de la puerta disparaba a los que iban saliendo". (2)
.......................

01.30 "A lo largo de toda la noche El Vintén, tirado en la azotea a oscuras e inmóvil, oye morir a los compañeros. Oye la descarga. Escucha cómo los van rematando. "Hasta el día de hoy siento los gritos de Raúl Gancio: '¡No me dejen morir!'. La voz cada vez más espaciada, los quejidos sordos. Y después silencio".(2)

02.00 "Omar Mesa estuvo pegado a la ventana de su apartamento en el Edificio de la junta desde que empezó el operativo. Dice que su recuerdo es tan claro que puede marcar con precisión el lugar donde cayó cada uno de los obreros, y dibuja la escena sobre un papel. "Yo los conocía bien porque aunque nunca fui comunista siempre paraba en la 20 a tomar mate con los muchachos. vi. cómo los iban matando a medida que salían: Ruben López cayó en la casa vecina a la 20, Elman Fernández, en el frente de la casa. Por Valentín Gómez cayeron Justo Sena y Raúl Gancio. José Abreu cayó frente a la ferretería. Ricardo González, en el medio de la calle. A Mendiola le hundían una bayoneta. Mi madre oyó los gritos: 'Por cada uno de nosotros que maten, vamos a matar a siete de ustedes".
Las heridas cortantes que la autopsia hecha a Mendiola califica de "heridas raras" fueron con seguridad provocadas por la bayoneta que menciona Mesa." (2)

03.00 "Llegan dos ambulancias de Salud Pública. Hay médicos y enfermeros que se ofrecen para atender a la gente. Pero no les permiten acercarse hasta las siete y media de la mañana, cuando los heridos ya están muertos.” (2)













Los hechos de abril

13/14/15/16/17

La canción quiere / El cielo patrio





Datos extraídos de: QUE HACER

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HOMENAJE A LOS 8 MÁRTIRES COMUNISTAS
Luis Alberto Mendiola, Elman Fernández,
Raúl Gancio, Ricardo González,
Justo Sena, Ruben López,
José Abreu, Héctor Cervelli

CON LOS 8 Y EL PUEBLOFORJANDO LOS CAMBIOS
18 de abril del 2008
19 hs. – Espectáculo artístico20 hs. –
Oratoria: Habla Carlos Púa Tutzó UJC
Agraciada y Valentín Gómez
Lugar alternativo: Platense, mismo cronograma



La sociedad de consumo ofrece fugacidades. Cosas, personas; las cosas fabricadas para durar, mueren al nacer, y hay cada vez más personas arrojadas a la basura desde que se asoman a la vida. Los niños abandonados en las calles de Colombia, que antes se llamaban gamines y ahora se llaman desechables, y están marcados para morir. Los numerosos nadies, los fuera de lugar, son "económicamente inviables", según el lenguaje técnico. La ley del mercado los expulsa por superabundancia de mano de obra barata. El Norte del mundo genera basuras en cantidades asombrosas. El Sur del mundo genera marginados. ¿Qué destino tienen los sobrantes humanos?. El sistema los invita a desaparecer; les dice: "Ustedes no existen".



¿Qué hace el Norte del mundo con sus inmensidades de basura venenosa para la naturaleza y la gente? Las envía a los grandes espacios del Sur y del Este, de la mano de sus banqueros, que exigen libertad para la basura a cambio de sus créditos, y de la mano de sus Gobiernos, que ofrecen sobornos.


Los 24 países desarrollados que forman la Organización para la Cooperación en el Desarrollo Económico del Tercer Mundo produce el 98% de los desechos venenosos de todo el planeta. Ellos cooperan con el desarrollo regalando al Tercer Mundo su mierda radioactiva y la otra basura tóxica que no saben dónde meter. Prohíben la importación de sustancias contaminantes, pero las derraman generosamente sobre los países pobres. Hacen con la basura lo mismo que con los pesticidas y abonos químicos prohibidos en casa: los exportan al Sur bajo otros nombres.


En el reino de lo efímero, todo se convierte inmediatamente en chatarra para que bien se multipliquen la demanda, las deudas y las ganancias, las cosas se agotan en un santiamén, como las imágenes que dispara la ametralladora de la televisión y las modas y los ídolos que la publicidad lanza al mercado.



El Sur, basurero del Norte, hace todo lo posible por convertirse en su caricatura. Pero la sociedad de consumo -dime cuánto consumes y te diré cuánto vales- invita a una fiesta prohibida para el 80% de la humanidad. Las fulgurantes burbujas se estrellan contra los altos muros de la realidad. La poca naturaleza que le queda al mundo, maltrecha y al borde del agotamiento, no podría sustentar el delirio del supermercado universal, y al fin y al cabo, la gran mayoría de la gente consume poco, poquito y nada necesariamente, para garantizar el equilibrio de la economía mundial mediante sus brazos baratos y sus productos a precio de ganga. En un mundo unificado por el dinero, la modernización expulsa mucha más gente que la que integra.


Para un innumerable cantidad de niños y jóvenes latinoamericanos, la invitación al consumo es una invitación al delito. La televisión te hace agua la boca y la policía te echa de la mesa. El sistema niega lo que ofrece; y no hay valium que pueda dormir esa ansiedad ni prozac capaz de apagar ese tormento. La lucha social aparece en las páginas políticas y sindicales.


El mundo de fin de siglo viaja con más náufragos que navegantes, y los técnicos denuncian los "excedentes de población" en el Sur, donde las masas ignorantes no saben hacer otra cosa que violar el sexto mandamiento día y noche. ¿"Excedentes de población" en Brasil, donde hay 17 habitantes por kilómetro cuadrado, o en Colombia, donde hay 29? Holanda tiene 400 habitantes por kilómetro cuadrado y ningún holandés se muere de hambre; pero en Brasil y en Colombia, un puñado de voraces se queda con todos los panes y peces.


Cada vez son más los niños marginados que, según sospechan ciertos expertos, "nacen con tendencia al crimen y la prostitución". Ellos integran el sector más peligroso de los "excedentes de población". El niño como amenaza pública, la conducta antisocial del menor en América, es el tema recurrente de los Congresos Panamericanos del Niño desde 1993.


A principios de siglo, el científico inglés Cyril Burt propuso eliminar a los pobres muy pobres "impidiendo la propagación de su especie". Al fin de siglo el Pentágono anuncia la renovación de sus arsenales, adaptados a las guerras del futuro, que tendrán por objetivo los motines callejeros y los saqueos; y en algunas ciudades latinoamericanas, como Santiago de Chile, ya hay cámaras de televisión vigilando las calles.


El sistema está en guerra con los pobres que fabrica, y a los pobres más pobres los trata como si fueran basura tóxica. Pero el Sur no puede exportar al Norte estos residuos peligrosos, que se multiplican cada día. No hay manera de "impedir la propagación de su especie", aunque según al arzobispo de San Pablo, cinco niños caen asesinados cada día en las calles de las ciudades brasileñas, y, según la organización Justicia y Paz, son niños buena parte de los 40 desechables que cada mes caen asesinados en las calles de las ciudades colombianas.


Tampoco se puede mantenerlos escondidos, aunque los desechables no existen en la realidad oficial: la población marginal que más ha crecido en Buenos Aires se llama Ciudad Oculta y se llaman ciudades perdidas los barrios de lata y cartón que brotan en los barrancos y basurales de los suburbios de la ciudad de México.


No hace mucho, los desechables colombianos emergieron de debajo de las piedras y se juntaron para gritar. La manifestación estalló cuando se supo que los escuadrones parapoliciales, "los grupos de limpieza social", mataban indigentes para venderlos a los estudiantes que aprenden anatomía en la Universidad Libre de Baranquilla.


Y entonces Buenaventura Vidal, contador de cuentos, les contó la verdadera historia de la Creación. Ante los vomitados del sistema, Buenaventura contó que a Dios le sobraban pedacitos de todo lo que creaba. Mientras nacían de su mano el sol y la luna, el tiempo, el mundo, los mares y las selvas, Dios iba arrojando al abismo los desechos que le sobraban, pero Dios, distraído, se había olvidado de la mujer y del hombre, que esperaban allá en el fondo del abismo, queriendo existir. Y ante los hijos de la basura, Buenaventura contó que la mujer y el hombre no habían tenido más remedio que hacerse a sí mismos, y se habían creado con aquellas sobras de Dios. Y por eso nosotros, nacidos de la basura, tenemos todos algo de día y algo de noche, y somos un poco tierra y un poco agua y un poco viento.




(Eduardo Galeano)




[Investigación histórica de Lucía Gálvez]


Ya en el siglo XVI, el virrey Toledo había intentado sin éxito borrar en Lima el recuerdo y la imagen del Inca, alegando que “vendrá a criar yerba de libertad”. Efectivamente, dos siglos después, el científico y perspicaz viajero Alexander von Humboldt observaba que “dondequiera que ha penetrado la lengua peruana, la esperanza de la restauración de los incas ha dejado huellas en la memoria de los indígenas, que guardan el recuerdo de su historia nacional” . Este sentimiento, renovado en las obras de teatro que se representaban con frecuencia, y por supuesto abonado en la explotación de que eran objeto los indios por parte de los corregidores del siglo XVIII, explica la rapidez con la que pueblos enteros se alistaron tras la figura del carismático mestizo José Gabriel Condorcanqui, después de tanto tiempo de opresión y pasividad.

Túpac Amaru, como eligió llamarse este “portavoz de los indios ante los blancos”, era quinto nieto del último Inca, y como tal, a los veintidós años reclamó para sí el título de cacique de los pueblos de Surimana, Pampamarca y Tangasuca, los dominios de Túpac Amaru I hacía doscientos años, a quien había ordenado ejecutar el virrey Toledo en 1572. José Gabriel había hecho sus estudios en el colegio jesuita para hijos de caciques del Cuzco, donde aprendió la historia sagrada, como lo prueban sus frecuentes alusiones a la Biblia, y probablemente también las teorías del jesuita Francisco Suárez sobre la soberanía del pueblo. En 1760 se había casado con Micaela Bastidas, valiente y decidida mujer que, además de darle tres hijos, lo animó y ayudó, junto a varias mujeres indígenas y mestizas, en una empresa que desde el primer momento consideró también como suya.

Su programa social fue claro y explícito desde un principio. No así el político, que fue variando a medida que se desarrollaban los acontecimientos. Cuando se acerca por primera vez a las autoridades españolas, en 1777, lo hace con un coherente programa de reivindicaciones: en primer lugar, conseguir la eliminación de la mita, sobre todo la minera que, si siempre había sido dura, con la disminución del número de indígenas era imposible de sobrellevar, en virtud de los esfuerzos inhumanos a que eran obligados. Las mayores acusaciones, sin embargo, estaban dirigidas a los corregidores, quienes, para poder conservar sus vidas lujosas e incrementar aún más los dividendos, obligaban a los indios a comprar toda clase de objetos inútiles, quedándose ellos con parte de la ganancia obtenida. La sabia legislación indiana había prohibido a los corregidores de indios comerciar con ellos, pero desde mediados del siglo XVIII esta prohibición pasó a ser letra muerta. Algunos funcionarios reales veían y denunciaban este estado de cosas pero no se tomaba ninguna medida seria, quizás porque la Corona no podía pagar de otro modo a los corregidores que así se cobraban su sueldo de lo que sacaban a los indios.





Viendo que sus peticiones no tenían eco, Túpac Amaru comenzó a preparar la insurrección haciendo acopio de armas de fuego, vedadas a los indígenas. Al mismo tiempo, trataba de atraer a criollos y mestizos a su causa, con desparejo resultado. La ocasión se presentó cuando el obispo criollo Moscoso excomulgó al corregidor de la provincia de Tinta, Arriaga, individuo particularmente odiado por los indios. Túpac Amaru lo ahorca “en nombre del rey” y así comienza la mayor sublevación de América, cuyos ecos llegaron hasta los virreinatos de Nueva Granada y del Río de la Plata, provocando nuevas insurrecciones en las que perdieron la vida, en conjunto, más de cien mil personas. Seguido por un entusiasta ejército de indios, empezó a recorrer pueblos y ciudades destruyendo a su paso los obrajes, símbolos de opresión, y emitiendo proclamas que modificaban su discurso según fueran dirigidas a los indios y a los esclavos, a los sacerdotes o a los criollos. Encarnando el espíritu “comunero” tan difundido en el inmenso imperio español, decía que su misión consistía en abolir los abusos y terminar con los corregidores, que él era el libertador del reino y el restaurador de los privilegios otorgados a sus antepasados por los Reyes Católicos.

El 23 de diciembre de 1780 se dirige especialmente a los criollos en una proclama, donde hace saber que “viendo el yugo fuerte que nos oprime con tanto pecho [impuestos] y la tiranía de los que corren con este cargo, sin tener consideración de nuestras desdichas, y exasperado de ellas y de su impiedad, he determinado sacudir el yugo insoportable y contener el mal gobierno que experimentamos de los jefes que componen estos cuerpos, por cuyo motivo murió en público cadalso el corregidor de Tinta, a cuya defensa vinieron de la ciudad del Cuzco una porción de chapetones, arrastrando a mis amados criollos, quienes pagaron con sus vidas su audacia. Sólo siento lo de los paisanos criollos, a quienes ha sido mi ánimo no se les siga ningún perjuicio, sino que vivamos como hermanos y congregados en un cuerpo, destruyendo a los europeos”.

Si Túpac Amaru hubiera podido tomar la ciudad del Cuzco, otro rumbo hubieren seguido los acontecimientos. Quizás hubiera podido negociar una paz digna y obtener un indulto. Pero el ilustre peruano no quería que corriera tanta sangre, y el tiempo que empleó en cartas al obispo y al cabildo de la ciudad para que se rindieran fue aprovechado por sus enemigos para enviar refuerzos considerables que hicieron imposible una victoria de los insurrectos. Con la llegada al Cuzco del visitador general José Antonio de Areche encabezando un ejército compuesto de 17.116 hombres muy bien armados -que Túpac llama “una porción de chapetones”-, la situación se desequilibró en perjuicio de los rebeldes. Lo más importante, sin embargo, fueron las medidas políticas adoptadas por los jefes realistas: se prohibiría el reparto (el comercio obligatorio) de los corregidores y se indultaría con un perdón general a todos los comprometidos en la insurrección, exceptuando a los cabecillas. Estas medidas lograron que muchos desertaran o pasaran a las filas realistas. Túpac Amaru intentó todavía dar un golpe de mano atacando primero, pero el ejército realista fue advertido por un prisionero escapado y el golpe fracasó. La noche del 5 al 6 de abril se libró la desigual batalla entre los dos ejércitos.



Con la derrota, Túpac Amaru y los suyos quedarían expuestos a lo peor del funcionariado de las colonias, que se cobraría con creces los momentos de humillación y miedo que debió pasar por su causa. El viernes 18 de mayo de 1781, en la plaza de la ciudad del Cuzco, ante las milicias formadas, por medio de dos verdugos, “se les dio las siguientes muertes: a Verdejo, Castelo, al zambo y a Bastidas se les ahorcó llanamente. A Francisco Túpac Amaru, tío del insurgente, y a su hijo Hipólito, se les cortó la lengua antes de arrojarlos de la escalera de la horca. A la india Condemaita se le dio garrote en un tabladillo con un torno de fierro... habiendo el indio y su mujer visto con sus ojos ejecutar estos suplicios hasta en su hijo Hipólito, que fue el último que subió a la horca. Luego subió la india Micaela al tablado, donde asimismo en presencia del marido se le cortó la lengua y se le dio garrote, en que padeció infinito, porque, teniendo el pescuezo muy delgado, no podía el torno ahogarla, y fue menester que los verdugos, echándole lazos al cuello, tirando de una a otra parte, y dándole patadas en el estómago y pechos, la acabasen de matar.


“Cerró la función el rebelde José Gabriel, a quien se le sacó a media plaza: allí le cortó la lengua el verdugo, y despojado de los grillos y esposas, lo pusieron en el suelo. Le ataron las manos y pies a cuatro lazos, y asidos éstos a las cinchas de cuatro caballos, tiraban cuatro mestizos a cuatro distintas partes: espectáculo que jamás se ha visto en esta ciudad. No sé si porque los caballos no fuesen muy fuertes, o porque el indio en realidad fuese de hierro, no pudieron absolutamente dividirlo después que por un largo rato lo estuvieron tironeando, de modo que lo tenían en el aire en un estado que parecía una araña. Tanto que el Visitador, para que no padeciese más aquel infeliz, despachó de la Compañía una orden mandando le cortase el verdugo la cabeza, como se ejecutó.


“Después se condujo el cuerpo debajo de la horca, donde se le sacaron los brazos y pies. Esto mismo se ejecutó con las mujeres, y a los demás les sacaron las cabezas para dirigirlas a diversos pueblos. Los cuerpos del indio y su mujer se llevaron a Picchu, donde estaba formada una hoguera, en la que fueron arrojados y reducidos a cenizas que se arrojaron al aire y al riachuelo que allí corre. De este modo acabaron con José Gabriel Túpac Amaru y Micaela Bastidas, cuya soberbia y arrogancia llegó a tanto que se nominaron reyes del Perú, Quito, Tucumán y otras partes...


“Este día concurrió un crecido número de gente, pero nadie gritó ni levantó la voz. Muchos hicieron reparo, yo entre ellos, de que entre tanto concurso no se veían indios, a lo menos en el traje que ellos usan, y si hubo alguno, estarían disfrazados con capas o ponchos. [...] Habiendo hecho un tiempo muy seco y días muy serenos, aquel día amaneció entoldado, que no se le vio la cara al Sol, amenazando por todas partes a llover. Ya la hora de las 12, en que estaban los caballos estirando al indio, se levantó un fuerte refregón de viento y tras éste un aguacero que hizo que toda la gente, aun las guardias, se retirasen a toda prisa.


“Esto ha sido causa de que los indios se hayan puesto a decir que el cielo y los elementos sintieron la muerte del Inca, que los inhumanos e impíos españoles estaban matando con tanta crueldad”.





Una mentira


Hasta hace un rato nomás, los grandes medios nos regalaban, cada día, cifras alegres sobre la lucha internacional contra la pobreza. La pobreza se estaba batiendo en retirada, aunque los pobres, mal informados, no se enteraban de la buena noticia. Los burócratas mejor pagados del planeta están confesando, ahora, que los mal informados eran ellos.


El Banco Mundial ha dado a conocer la actualización de su International Comparison Program. En el trabajo participaron, junto al Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, las Naciones Unidas, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico y otras instituciones filantrópicas.


Ahí los expertos corrigen algunos errorcitos de los informes anteriores.


Entre otras cosas, nos enteramos ahora de que los pobres más pobres del mundo, los llamados "indigentes", suman quinientos millones más que los que aparecían en las estadísticas.


Además, nos desayunamos de que los países pobres son bastante más pobres de lo que los numeritos decían, y que su desgracia ha empeorado mientras el Banco Mundial les vendía la píldora de la felicidad del mercado libre.


Y por si todo eso fuera poco, resulta que la desigualdad universal entre pobres y ricos había sido mal medida, y en escala planetaria el abismo es todavía más hondo que el de Brasil, país injusto si los hay.



Otra mentira


Al mismo tiempo, un ex vicepresidente del Banco Mundial, Joseph Stiglitz, en un trabajo conjunto con Linda Bilmes, investigó los costos de la guerra de Irak.


El presidente George W. Bush había anunciado que la guerra podría costar, como mucho, 50 mil millones de dólares, lo que a primera vista no parecía demasiado caro tratándose de la conquista de un país tan rico en petróleo. Eran números redondos, o más bien cuadrados. La carnicería de Irak lleva más de cinco años, y en este período los Estados Unidos han gastado un millón de millones de dólares matando civiles inocentes. Desde las nubes, las bombas matan sin saber a quién. Bajo la mortaja de humo, los muertos mueren sin saber por qué. Aquella cifra de Bush alcanza para financiar apenas un trimestre de crímenes y discursos. La cifra mentía, al servicio de esta guerra, nacida de una mentira, que mintiendo sigue.



Y otra mentira más


Cuando ya todo el mundo sabía que en Irak no había más armas de destrucción masiva que las que usaban sus invasores, la guerra continuó, aunque había olvidado sus pretextos.


Entonces, el 14 de diciembre del año 2005, los periodistas preguntaron cuántos iraquíes habían muerto en los dos primeros años de guerra.


Y el presidente Bush habló del tema por primera vez. Contestó:

-Unos treinta mil, más o menos.


Y a continuación hizo un chiste, confirmando su siempre oportuno sentido del humor, y los periodistas se rieron.


Al año siguiente, reiteró la cifra.


No aclaró que los treinta mil se referían a los civiles iraquíes cuya muerte había aparecido en los diarios. La cifra real era mucho mayor, como él bien sabía, porque la mayoría de las muertes no se publica, y bien sabía también que entre las víctimas había muchos viejos y niños.


Esa fue la única información proporcionada por el gobierno de los Estados Unidos sobre la práctica del tiro al blanco contra los civiles iraquíes. El país invasor sólo lleva la cuenta, detallada, de sus soldados caídos. Los demás son enemigos, o daños colaterales, que no merecen ser contados. Y, en todo caso, contarlos resultaría peligroso: esa montaña de cadáveres podría causar mala impresión.



Y una verdad


Bush vivía sus primeros tiempos en la presidencia cuando el 27 de julio del año 2001 preguntó a sus compatriotas:


-¿Pueden ustedes imaginar un país que no fuera capaz de cultivar alimentos suficientes para alimentar a su población? Sería una nación expuesta a presiones internacionales. Sería una nación vulnerable. Y por eso, cuando hablamos de la agricultura americana, en realidad hablamos de una cuestión de seguridad nacional.


Esa vez, el presidente no mintió. El estaba defendiendo los fabulosos subsidios que protegen el campo de su país. "Agricultura americana" significaba, y significa nada más que "Agricultura de los Estados Unidos".


Sin embargo, es México, otro país americano, el que mejor ilustra sus acertados conceptos. Desde que firmó el tratado de libre comercio con Estados Unidos, México no cultiva alimentos suficientes para las necesidades de su población, es una nación expuesta a presiones internacionales y es una nación vulnerable, cuya seguridad nacional corre grave peligro:


- actualmente, México compra a los Estados Unidos 10 mil millones de dólares de alimentos que podría producir;


- los subsidios proteccionistas hacen imposible la competencia;


- al paso que vamos, de aquí a poco las tortillas mexicanas seguirán, siguen siendo mexicanas por las bocas que las comen, pero no por el maíz que las hace, importado, subsidiado y transgénico;


- el tratado había prometido prosperidad comercial, pero la carne humana, campesinos arruinados que emigran, es el principal producto mexicano de exportación.



Hay países que saben defenderse. Son pocos. Por eso son ricos. Hay otros países entrenados para trabajar por su propia perdición. Son casi todos los demás.




Eduardo Galeano



Adital - 31.03.08 – MUNDO (Publicado en Página 12)




Una ciudad vertiginosa como Nueva York es dificil de digerir cuando tienes un pacto de fidelidad con el silencio. El ritmo que se vive, convive y respira en Manhattan, por ejemplo, es de ir siempre contra el reloj, con una apreciación del tiempo siempre como un activo económico irrecuperable y con la visión de ser vivir una constante carrera contra el resto.


El dinero significa mucho, y lo que es gratis significa más dinero para otras cosas. Algunas personas llegan al punto de separarse de lo estríctamente mundano y despilfarran el dinero con asombrosa frialdad.


Jamás habría pensado que hubieran tachos de basura para celulares que siguen funcionando perfectamente, o muebles desechados porque sus dueños se aburrieron de verlos cada mañana en sus casas. El consumismo es exagerado.


Los estadounidenses trabajan, después trabajan y en algunas ocasiones trabajan. Pocas veces trabajan y disfrutan al mismo tiempo. Porque el 'sueño americano' es la autosuperación infinita en la que no cabe el descanso o el parpadeo. Vivir para no vivir. Desperdiciar la juventud y disfrutar recién en la senectud, cuando el cuerpo ya no es el mismo. Y esto se explica fácilmente en la cantidad de ancianos que colman los campos de golf, que derrochan su dinero en Las Vegas o que se solean eternamente en Miami. Y esto también se explica en que hay escasísimos turistas jóvenes norteamericanos que, por ejemplo, viajan de mochileros.


Los estadounidenses (nótese que no les llamo 'americanos' o 'norteamericanos' intencionalmente) siguen con su 'sueño americano', pero mientras sueñan alcanzarlo, sus cuerpos ya les va cobrando el esfuerzo y todo terminó siendo, justamente, un sueño.


El extremo capitalismo premia el esfuerzo y la autosuperación, pero no le importa si terminas siendo feliz o no. No le importa tener "Un mundo feliz", como irónicamente lo tildó Aldous Huxley en su más famosa novela.






Les dejo un video acorde al tema:

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